Un ex defensor de Automoto está a cargo de una escuelita de fútbol en Los Ángeles, ciudad del centro de Chile

Por Fabián O. Rodríguez

farodriguez@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

Hace ocho años, el bahiense Gabriel Langol partió a Chile con la ilusión de mejorar su calidad de vida. El ex futbolista de Villa Mitre, Olimpo, Liniers y Rosario, entre otros, se instaló en la ciudad de Los Angeles con el objetivo de encontrar un futuro mejor.

Claro que el ex defensor siempre tuvo en su mente la idea de poder formar chicos. Y en el 2015 le empezó a dar forma a la “Escuela de Fútbol Los Leones”.

Hoy, a la distancia, le contó a la Nueva. sus sensaciones sin dejar de valorar lo que representa para él poder darle distintas herramientas a los pibes.

“El sello de nuestra escuela es de carácter familiar, a través del deporte futbolístico reforzamos el trabajo en equipo, respeto, empatía, solidaridad compañerismo, enfatizamos la buena alimentación. Básicamente, pretendemos reafirmar los valores humanos”, contó Gabi.

En Los Leones hay chicos de entre 3 y 13 años.

“En el 2015 comenzamos con las categorías de 8, 9 y 10 años y después le fuimos sumando las restantes. Hoy, estamos formando un total de 60 niños, aproximadamente”, amplió.

Para Langol, el fútbol es una herramienta muy útil para la vida cotidiana de los pibes.

“Estamos convencidos que a través de este deporte se puede desarrollar y fortalecer principios básicos que sumen al crecimiento personal de cada niño y las familias que están representadas en ellos. En Chile el fútbol formativo es débil, no se trabaja como en Argentina en varios aspectos, pero hemos encontrado una muy buena oportunidad de romper un poco los paradigmas entre las dos culturas. Soy de la idea de que nosotros debemos brindar lo que sabemos y, a su vez, aprender de lo que ellos tienen para darnos. Sin dudas que es un ida y vuelta enriquecedor”, destacó.

Desafíos

–¿Por qué formativas y no futbolistas de mayor edad?

–Porque para mí representan la esencia del fútbol. Cuando uno forma una buena base, sólida, constante, perseverante, hay buenos resultados. Pero eso hay que trabajarlo. En la escuelita, una de las cosas que hemos logrado es la perseverancia, tanto de los chicos como de los papás. Muchas veces, empiezan en un lugar, se van a otro y así sucesivamente. Y no encuentran su lugar. Cuando uno encuentra lugar y tiene perseverancia y la cercanía para llegar a los niños o al otro, ahí está la clave; independientemente de que los chicos tienen que formarse con valores humanos y deportivos.

“Para mí, cada niño es especial y deja una huella en nuestras vidas. Como profesor es hermoso poder aportar en sus vidas, verlos crecer en todos los aspectos”, expresó Langol.

–Deber ser muy lindo ver cómo van evolucionando.

–Tal cual. Hay niños que llegaron con 5 o 6 años y hoy ya cumplieron 9 o 10 y siguen firmes perseverando. Entrenaron con frío, calor y hasta algunos hicieron clase online cuando no se pudo entrenar. Luego llegaron todos de nuevo como grupo, más los que se van sumando, es realmente gratificante esta tarea. Ahora estoy muy entusiasmado con el desafío de los chicos de 3 y 4 años, que es otro tipo de trabajo, pero estoy muy contento porque esos niños tienen una chispa especial y te salen con cada una, ja, ja.

–¿Cuál es tu objetivo final?

–Al chico hay que prepararlos para el fracaso, porque en la vida tienen que estar preparados para sortear cualquier circunstancia adversa; no acostumbrarse siempre a ganar. Mi temática es que se diviertan. Divertirse, pasarla bien, jugar, aprender. Trabajar los valores, como en cualquier deporte. A mí me pasó; cuando el equipo más unido estaba, hemos tenido buenos resultados. Cuando las cosas no están bien en un grupo, sea de grandes o de juveniles, los resultados no son lo mismo, y se nota la diferencia. Más que nada eso, que vayan trabajando y aprendiendo esos pasos. Después uno después va viendo las cualidades o el talento de cada chico y los va preparando. Se supone que desde los 13 años para arriba empiezan a trabajar más profesionalizados. Es donde tenemos que tener el cuidado de que no se frustren. Porque uno puede tener las mejores intenciones de llegar, pero hay que trabajarlo con mucho cuidado, para que no se frustre ante cualquier situación.

El ex central de Villa Mitre de 44 años se siente respaldado a la hora de poder ejercer su pasión.

“Este trabajo lo hacemos como familia, con mi esposa y mis hijos que me ayudan con los entrenamientos, los arbitrajes cuando tenemos amistosos, etcétera. También valoramos mucho que las familias están comprometidas y han perseverado en que sus hijos realicen deporte”, valoró.

–¿Cómo ves a Chile respecto a la actividad deportiva en general?

–Según estadísticas a nivel mundial, Chile tiene una tasa muy alta de niños y jóvenes con sobrepeso, diabetes y salud mental. De hecho, tuve la oportunidad de ver algo cuando me desempeñé como profesor en salud mental en el hospital local y, por eso, creo que es más que necesario disponer de más instancias deportivas. Hay que concientizar una vida saludable y acompañar en los procesos emocionales.

Fuente: La Nueva.

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