Por Fernando Rodríguez de La Nueva.
9 de Julio sacudió el mercado reforzando el plantel ascendido con Ramiro Heinrich y Franco Amigo, lo cual, sumado a la continuidad de José Gutiérrez, inmediatamente lo convirtió en candidato.
Disputadas 17 fechas, la realidad indica que 9 de Julio está último, con 5 victorias y 12 derrotas, junto con Pueyrredón y Napostá.
“Obviamente no estamos conformes con la situación que nos toca vivir”, admite Heinrich.
“La tabla está como cortada en dos -agrega- y hay un torneo entre los que ocupan las posiciones de abajo. Estamos trabajando para salir de este mal momento. Tuvimos muchos partidos que se nos escaparon al final, a veces porque faltó ajustar algunas cosas y otras por algo de suerte. De todos modos, tantas derrotas y la posición en la que estamos no permite que uno disfrute al cien por ciento”.
-¿Así como hay equipos que se acostumbran a ganar, el caso de ustedes hoy es todo lo contrario y eso es preocupante?
-Eso es algo que sucede, y no te digo que me acostumbré a perder esta temporada, pero hay partidos que son más perdibles que otros. Salvo uno con Liniers, perdimos todos por menos de 10 puntos.
-¿Qué lectura hacés de eso?
-Uno podría quedarse con que no ligó, pero son varios aspectos del juego por ajustar, que después suman al resultado. No hay que quedarse con que si entra la última pelota o no. Creo que hoy por hoy estamos defendiendo bastante bien, pero en ataque muchas veces nos falta sentirnos cómodos y que haya circulación de pelota. Si bien todos los entrenadores generalmente dicen que hay que defender para estar bien adelante, creo que en determinados momentos te pasa lo contrario: si no estás cómodo en ataque se refleja atrás.
-Con José Gutiérrez, a quien ya no tienen, también perdieron más de lo que ganaron. Y ahora, sin él, suman tres derrotas. ¿Lo atribuís a su ausencia?
-No, porque es como vos decís, con él también perdimos más de lo que ganamos. Obvio que José se extraña y estando él tal vez estos partidos podrían haber sido distintos, porque es un jugador de jerarquía. Pero sabemos que nos toca afrontar lo que resta así.
-¿Te sorprendió su decisión de no iniciar esta segunda parte?
-En parte me sorprendió, porque hasta último momento, 10 minutos antes de la primera práctica, él estaba; después se definió, y es totalmente respetable la decisión que tomó.
-¿Tu elección de jugar en 9 de Julio fue en gran parte porque ya estaba él?
-Sí. Me gustaba el proyecto que había y la idea de juntarnos con Franco (Amigo), pero no se dieron las cosas como pensábamos.
-¿Con cuánto de responsabilidad cargás hoy, siendo que llegaste para darle un salto de calidad al equipo?
-La realidad es que asumo lo que me toca, pero entiendo que a veces me atribuyo más responsabilidad de la que realmente tengo, porque la realidad es que no pasa todo por mí, por Franco o por el entrenador. Hay varias patas de la mesa que deben estar firmes para que esto funcione. Por eso, si bien me hago cargo de la responsabilidad que me toca, tiene que ser en su justa medida.
-Venís de ser campeón de Primera, con todas las luces, y en general ganaste más de lo que perdiste en tu carrera. ¿Cómo estás viviendo este momento?
-Un poco se relaciona con lo que decía antes. Si uno se pone por demás presión no disfruta ni un poco, entonces, por momentos uno trata de liberarse, de lo contrario vivís amargado. También, pensando en frío, uno se da cuenta de que hay un montón de cosas importantes en la vida y no todo pasa por el básquet en este caso.
-Al equipo se lo nota cabizbajo, como abatido, ¿notás algún síntoma de recuperación?
-Hoy por hoy la idea es seguir intentando zafar de las cuatro posiciones de abajo y aún podemos. Tenemos partidos con rivales directos. Sabemos que es difícil cuando uno mira lo que ganó en la temporada y viendo que nos quedan cinco partidos. Pero las ganas están y es normal que haya altibajos. El hecho de estar cabizbajos es porque no salen las cosas. Si bien hemos tenido hasta 30 minutos buenos en algunos partidos, a nosotros con eso no nos alcanza.
-Los cambios de técnico generalmente vienen acompañados de una energía diferente, ¿notaron algo de eso o más que nada mantuvieron la línea?
-La idea del club era mantener la línea, por eso lo eligieron a Julián (Turcato, en lugar de Emiliano Roldán). Estamos entrenando bien, no renegamos en cuando a calidad ni horarios de entrenamiento, el tema no pasa por el técnico. Capaz que el próximo partido ganamos y cambian un poco los ánimos. Creo que nos golpeó mucho el partido que perdimos con Pueyrredón. Contra Bahiense era más perdible y Estrella venía muy bien, pero la realidad es que necesitamos ganarles a todos.
-Les queda Liniers, Estudiantes, Pacífico, Olimpo y Alem.
-Tenemos ventaja con Pueyrredón, San Lorenzo y Napostá, nos queda jugar con Estudiantes y después ver. De los que están más arriba parece difícil que alguno se caiga.
-Más allá de que aún están a tiempo de que cambie el rumbo de esta experiencia, ¿te llevará a replantearte algo a futuro al momento de analizar dónde jugar o qué priorizar?
-Lo que más claro tengo es que hay que valorar cuando uno está pasando por un buen momento y no se da cuenta, como el torneo pasado, que me tocó estar arriba todo el campeonato. Trato de rescatar lo valorable y uno puede tener una mala temporada entre tantas buenas. De todos modos, están las ganas de mejorar y de que el año termine bien. ¿Quién te dice que nos colamos en los playoffs y sorprendemos? Ese sería el gran objetivo.
-A esta altura de tu carrera, ¿tenés la capacidad de no sentirte el mejor después de un buen partido y el peor cuando no te salen las cosas?
-Uno tiene que tratar de manejarlo. Y lo que hoy pienso es que no pasaron tres o cuatro años del momento en el que estaba jugando bárbaro, sólo fueron unos meses. Tampoco podés bajonearte.
-Es decir, sabés que aún tenés cosas para dar.
-Lo importante es seguir construyendo, sumando de a poco por más que no salgan las cosas, y también, que el equipo esté unido y tire para el mismo lado. Eso puede inclinar la balanza para un lado o el otro.
-¿Todos tiran para el mismo lado?
-Sí, obvio que no ayuda perder, pero si metíamos uno de los tres partidos que jugamos era otra cosa.
-Cuando se armó el plantel uno consideraba que podría generarse cierta división, hasta natural, entre los tres refuerzos, más Lucchetti, que era el otro mayor, y el resto de los más jóvenes. ¿Pasó?
-Fue algo que hablamos antes de fin de año, porque así lo sentimos. Pero ya quedó en el pasado y no se volvió a tocar el tema. Lo que sí todos entendemos es que si estás en un plantel de Primera y te toca jugar, es porque estás capacitado y nadie te regala nada. Además, los chicos tienen condiciones y juegan bien. Inclusive no son todos de 16 o 17 años, ya hay jugadores de 20, 21, 22 o 23 años. Necesitamos de todos.
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