Cumplió el sueño de subir el cerro Tres Picos en una silla de ruedas

Nico y la sonrisa del objetivo cumplido, aunque va por más. Fotos: gentileza Santiago Neubauer.

Por Ricardo Sbrana – rsbrana@lanueva.com

«En etapas, con silla adaptada, ayuda de amigos y mucha confianza». Así planteó Nicolás Pisandelli su gran objetivo deportivo para este año: ascender el cerro Tres Picos.

El último sábado un grupo de personas, familiares y amigos, finalmente fueron testigos de la hazaña lograda por este bahiense que sufre una afección en la médula espinal.

Pisandelli llegó bastante más arriba de lo que cualquiera supondría a priori: ascendió casi 850 metros de altura del macizo de 1.239 metros. Como es frecuente en el ámbito del montañismo, si no están dadas las condiciones para hacer cumbre, se espera el momento para concretar su asalto.

«Hicimos el primer intento. Salimos el sábado temprano. Lógicamente la parte del llano fue la más rápida, la más fácil. La hicimos con la silla. Después ya se puso más complicado, empezaron a verse piedras, piedras grandes, piedras sueltas, piedras filosas… Ahí ya la silla fue inútil. Entonces para lo que falta tendrán que cargarme a caballito», le contó Pisandelli a «La Nueva.».

“Llegamos hasta una parte llamada Los Corrales, donde hicimos noche. Está, aproximadamente, a unos 400 metros de la cumbre. A nada. Pero ese poquito es la parte más complicada. En este viaje lamentablemente no pudimos contar con gente de escalada ni materiales. El domingo estuvo la chance de seguir avanzando hasta donde se pudiera o volver. Decidimos volver porque el esfuerzo del sábado había sido mucho y no tenía sentido seguir castigándonos físicamente», recordó.

«El objetivo se cumplió con las expectativas que teníamos. Si bien no se hizo cumbre, se llego hasta donde pensábamos llegar en esta oportunidad», agregó el bahiense.

Pasaron tres meses desde que Pisandelli hizo público su deseo de superar sus propios límites e ir por más en su pasión por los deportes. En el medio hubo algunos intentos a baja altura, para probar las modificaciones que se le fueron realizando a la silla.

En principio contó con la ayuda de un grupo reducido, familiares y amigos, que se puso manos a la obra para iniciar la adaptación de la silla de ruedas convencional. Pero al conocerse su historia y ejemplo, otras personas se acercaron espontáneamente a facilitarle materiales, conocimiento o simplemente apoyo espiritual.

Con muchos de ellos fue que concretó el ascenso del sábado.

«Quienes me acompañaron fueron Matias Millan, mi tío Darío, Agustín Chiovetta, Marita Acuña, Fabiana Álvarez, Agustín Sosa, Federico Best, mis padres Pablo y Silvia, mi hermana Guadalupe, Silvana Canto, Guillermo, Jorge, el fotógrafo Santiago Neubauer y su ayudante Pedro… Y el domingo aparecieron Ana Giocolo y Miguel y Gastón Álvarez para llevarnos agua. También gente que se fue sumando y los conocí ahí como Agustín Chiovetta y Marita, que aportaron un montón», dijo.

«Junto a mi amiga Fabiana Álvarez, ellos se encargaron de portear las cosas para liberar peso. Así que subían, dejaban las cosas en un punto y descendían. Y a la vuelta lo mismo: bajaban a dejar las cosas en un punto y subían hasta donde estábamos. Así que subieron y bajaron muchas veces», destacó.

Por este año fue lo último, relacionado con el Tres Picos.

“El próximo intento será en marzo o abril del año próximo. En estos meses aprovecharemos para organizar esa parte en la que no podremos usar la silla», concluyó.

Fuente: La Nueva.

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