Por Sergio Daniel Peysse de La Nueva.
A la misma hora, ayer, los jugadores de Liniers se miraban unos a otros con sentimiento de culpa, muchos de ellos sin entender lo que había sucedido, porque la sorpresa no se podía disimular y la tristeza era imposible de ocultar después del 0-2, como local, ante All Boys de Santa Rosa y la temprana eliminación del Regional Amateur.
A veces, el fútbol te da revancha inmediata y en otras la paciencia pasa a ser tu aliado incondicional. Si es un juego no hay que tenerle miedo y lo que no te mata te fortalece.
A la misma hora, hoy, ese mismo conjunto Chivo pasó del desconsuelo a la alegría, al júbilo, al gozo, a la euforia y a los sinónimos que ustedes le quiera agregar.
¿Cuál fue la fórmula o las palabras claves para levantar anímicamente, de un día para el otro, a un plantel desvastado y que, según declaran internamente en el mundo albinegro, frente al elenco santarroseño fue, por lejos, el peor partido del año?
Porque en esa reunión o en esa charla técnica de Hernán Rosell con sus dirigidos se puede encontrar el motivo o el argumento para analizar a este Liniers campeón 2024 de la Liga del Sur, tras el 4-1 en los penales contra Bella Vista (0-0 en el tiempo regular) en el estadio Roberto Carminatti del club Olimpo. ¿Cuántas van? Es la vigésima estrella anual en el ámbito local para el club de la avenida Alem.
En las palabras de Rosell encontré lo que tanto me iba a costar explicar, porque para saber es necesario preguntar, el ABC del periodismo: “Necesitábamos ser nosotros, porque ayer fuimos un equipo totalmente diferente a lo que es Liniers; no había perdón por haber jugado tan mal y por haber perdido tan bien. Quedamos afuera increíblemente, ante un rival calificado, pero no fuimos Liniers y eso es la bronca que todavía me sigue durando”, contó el DT.
“Hoy volvimos a ser Liniers, a insistir, a correr y a jugar, teníamos que regresar a las fuentes, a lo que nos había traído hasta acá, y nos quedamos merecidamente con el campeonato”, sostuvo el entrenador formado, criado y con el ADN del club que lleva en la piel y en el corazón.
A partir de las declaraciones del “Negro”, el efecto colateral del equipo quedó en evidencia al comienzo mismo del encuentro. Con una aceleración a tono con el ritmo cardíaco, la estrategia de ese 4-1-3-2 que puso en cancha mostró impulso y determinación: presión en el eje medio (a cualquier altura) y apertura hacia los costados para terminar de lastimar con centros venenosos o con descargas a los volantes que llegaban de frente.
Por momentos Monti fue más que todos los mediocampistas gallegos juntos y el penal (mano de Esparza ante un centro de Narvay, bien cobrado por el árbitro Sebastián Navarro) fue un mensaje angelado para que el de la Loma reaccione. De la ejecución se hizo cargo Seisdedos y Francisco Martínez adivinó la punta para contener sobradamente.
Liniers era pura explosión y Bella Vista se cansó de dividir la pelota. Mientras Narvay caía una y otra vez en posición adelantada, el albiverde, a puro corazón, trataba de equilibrar un trámite que en líneas generales perteneció siempre al Chivo.
En una jugada rápida, Navarro amonestó a Vogel y, en la continuidad de la acción, no castigó con tarjeta un patadón de Lucas Martínez (artero y sin la voluntad de disputar el balón) sobre Seisdedos cuando enfilaba en diagonal hacia el arco.
Después acertó en un “piletazo” de Mayer (se tiró encima de Ullmann en el área) y no cortó un avance (no prometedor) para sacarle la amarilla a Jouglard por agarrar de la camiseta, dos veces, a Reule.
El segundo tiempo fue menos intenso y más hablado. A los 20 Hiess, poco inteligente, empujó de atrás a Seisdedos (adelante del asistente 1, Blas Torrez), recibió la segunda amarilla y afuera.
Bella Vista con un 3-3-1-2 y Liniers con un 4-3-1-2 solo quisieron ganarle al cansancio. Los de la dupla Ribes-Romero trabaron los intentos del adversario de mitad de cancha hacia atrás y los que después iban a ser campeones cayeron en la desesperanza y en la desprolijidad: remates al arco de cualquier lado y centros al estadio Casanova del club Estudiantes.
Llegaron los penales y no fue ninguna lotería. El albinegro metió los cuatro que pateó y gritó campeón ganando Apertura y Clausura. Como me dijo alguien a la pasada: “Liniers siempre está”. Y sí, 7 títulos en los últimos 15 años. Por algo será…
La síntesis
Bella Vista 0 (1)
F. Martínez 7
T. Díaz 6
Hiess 3
Esparza 6
Pereyra 5
L. Vogel 5
Llanos 5
R. Gómez 6
Reule 5
L. Martínez (c) 5
Mayer 6
DT: Ribes-Romero
Liniers 0 (4)
V. Torres 6
Ullman 5
DER 7
Fernández 6
B. Herrera 6
Menna 6
Jouglard 5
Seisdedos 5
Monti 7
Narvay 6
Mc Coubrey (c) 6
DT: Hernán Rosell
PT. No hubo goles. A los 6m. F. Martínez le atajó un penal a Seisdedos (L).
ST. No hubo goles. A los 20m. fue expulsado Hiess (BV).
Cambios. 70m. Becchio (5) por Pereyra, en Bella Vista; 68m. Abregu (5) por Seisdedos, 78m. A. Cabrera por Monti y Monteverde por Narvay y 86m. Taverna por Ullman y Tello por Jouglard, en Liniers.
Amonestados. Esparza (5m.), Vogel (31m.), Hiess (57 y 65m.), Llanos (96m.) y R. Gómez (99m.), en Bella Vista; Der (29m.), Seisdedos (58m.), Mc Coubrey (72m.), Ullman (81m.), Jouglard (84m.) y Tello (100m.), en Liniers.
Penales. Para bella Vista anotó Mayer, Rodrigo Gómez estrelló su remate en el palo y a Lucas Martínez se lo atajaron; para Liniers convirtieron Mc Coubrey, Herrera, Der y Taverna.
Arbitro. Sebastián Navarro (7).
Cancha. Olimpo (7).
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